Josue 1:9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehova tu Dios estará contigo dondequiera que vallas.
Estamos en un año de conquista y por consiguiente debemos empezar por conquistar nuestra alma para que los estorbos internos que podamos tener, sean extirpados y que podamos avanzar y conquistar Canaán en el nombre de Jesús.
Entonces Moisés llamó a Josué y le dijo ante la vista de todo Israel: "¡Esfuérzate y sé valiente! Porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que Jehovah juró a sus padres que les había de dar, y tú se la darás en posesión. (Deuteronomio 31:7 RVA)
Es necesario que sepamos en qué tiempo estamos viviendo porque la misma Biblia nos enseña que hay un tiempo para casa cosa y lo importante hoy, es que sepamos qué tiempo estamos viviendo y en lo espiritual es lo mismo, para que vivamos lo que nos corresponda vivir y cuando debamos avanzar a la siguiente dimensión, lo podamos hacer confiados en que estamos en la voluntad de Dios.
Notemos que en la Biblia, Josué siempre es ministrado de la misma forma: ¡¡¡ESFUERZATE Y SE VALIENTE!!! Porque Josué era quien entraría a Canaán, conduciría al pueblo de Dios hacia la tierra prometida. A veces llegan ideas a nuestra mente de algunas situaciones que quisiéramos hacer; muchas veces es enfrentarnos a personas para pedirles diferentes situaciones, pero el primer paso es entrar a esa dimensión para que conquistemos lo que debamos conquistar; quizá sea un aumento salarial lo que estamos buscando en la oficina de nuestro jefe, y lo primero que sucede al entrar a su oficina, es que estamos entrando a otra dimensión y solamente con ese paso, estamos conquistando una situación que a veces no logramos comprender.
"Hagamos todo lo posible por entrar a disfrutar del reposo de Dios, pues el que desobedezca a Dios, como lo hizo Israel, no entrará." (Hebreos 4:11 PDT)
Uno de los principales puntos que nos está hablando la cita anterior, es que hagamos lo posible por entrar y que disfrutemos del reposo de Dios, el problema es que a veces no entramos y si entramos no alcanzamos la bendición que Dios nos ha tenido preparada, porque lamentablemente lo dejamos a medio hacer. Pero si nos esforzamos en hacerlo, alcanzaremos el reposo de Dios como consecuencia de la obediencia que mostremos a Dios. Sin embargo debemos saber que el enemigo de nuestra alma, busca que no entremos en ese reposo porque cuando nosotros reposamos, Dios hace cosas maravillosas en nuestra vida como lo hizo con Adán, él reposo y Dios le dio a Eva.
"Así que debemos tener mucho cuidado porque, aunque todavía está vigente la promesa que Dios le dio a ese pueblo de entrar a disfrutar del reposo con Dios, puede ser que algunos de ustedes no entren allí." (Hebreos 4:1 PDT)
Notemos que el reposo al que podemos optar; está vigente, más aun; es a reposar con Dios.
Al llegar el rey David a Bajurim, he aquí que salió de allí un hombre de la familia de la casa de Saúl, que se llamaba Simei hijo de Gera. Mientras salía, iba maldiciendo y arrojando piedras a David y a todos los servidores del rey David; pero todo el pueblo y todos los hombres valientes estaban a su derecha y a su izquierda. Simei decía maldiciéndole: —¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y hombre perverso! Jehovah ha hecho recaer sobre ti toda la sangre de la casa de Saúl, en cuyo lugar has reinado. Pero Jehovah ha entregado el reino en mano de tu hijo Absalón, y he aquí que estás en desgracia, porque eres un hombre sanguinario. Entonces Abisai, hijo de Sarvia, preguntó al rey: —¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? ¡Por favor, déjame pasar, y le cortaré la cabeza! (2 Samuel 16:5-9 RVA)
La historia nos relata del momento cuando Absalón traicionó a David y un hombre que estaba cerca de él, empieza a acusarlo diciéndole que la traición había llegado a su casa porque David había traicionado a Saúl. Pero David logra entrar al reposo de Dios.
Pero el rey dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él maldice, y si el SEÑOR le ha dicho: "Maldice a David", ¿quién, pues, le dirá: "¿Por qué has hecho esto?" (2 Samuel 16:10 LBLA)
A veces no creemos que nosotros hagamos algunas cosas que pueden estar dañando a los que nos rodean; quizá sea el orgullo de nuestro corazón y cuando alguien nos dice que somos orgullosos, no lo creemos, principalmente si nos lo dicen en una forma airada, menos aun que lo creamos y nos vamos en contra de la razón; entonces lo que debemos hacer para que podamos recapacitar adecuadamente, es reposar, entrar en esa dimensión de reposo de parte de Dios, esforzándonos por alcanzar ese estado en el que Dios nos llama. Otro de los puntos que debemos comprender es que las situaciones que se mueven a nuestro alrededor, no dependen de nosotros, sino, de la misericordia de Dios y si nosotros obedecemos Su voz, El respaldará nuestros asuntos personales.
Y dijo al rey: No me considere culpable mi señor, ni te acuerdes del mal que tu siervo hizo el día en que mi señor el rey salió de Jerusalén; que el rey no lo guarde en su corazón. Pues yo tu siervo reconozco que he pecado; por tanto, he aquí que hoy he venido, el primero de toda la casa de José, para descender al encuentro de mi señor el rey. Pero Abisai, hijo de Sarvia, respondió, y dijo: ¿No ha de morir Simei por esto, porque maldijo al ungido del SEÑOR? Entonces David dijo: ¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia, para que en este día me seáis adversarios? ¿Ha de morir hoy hombre alguno en Israel? ¿Acaso no sé que hoy soy rey sobre Israel? Y el rey dijo a Simei: No morirás. Así el rey se lo juró. (2 Samuel 19:19-23 LBLA)
Cuando hayamos alcanzado la dimensión del reposo de Dios, debemos asimilar lo que Dios nos permite vivir para que al momento en que nos pidan perdón los que nos han ofendido; podamos perdonarlos de corazón y no solamente de palabra.
Mas yo, por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; me postraré en tu santo templo con reverencia. (Salmos 5:7 LBLA)
Esto es entrar a una dimensión llamada: LA CASA DEL SEÑOR, pero lo que debemos hacer es conquistar todo aquello que se opone cuando disponemos en llegar a buscar a Dios.
En cuanto a mí, mis pies estuvieron a punto de tropezar, casi resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos. Porque no hay dolores en su muerte, y su cuerpo es robusto. (Salmos 73:2-4 LBLA)
Esta cita nos muestra de aquellos que les brota la envidia porque ven la prosperidad de los que lo rodean; no obstante que sepan de dónde proviene esa prosperidad, pero en su corazón no les importa; y con ese sentimiento entran a la casa del Señor:
Solo cuando entré en el santuario de Dios comprendí a dónde van ellos a parar: (Salmos 73:17 DHH 1996)
Una vez que hemos entrado a la casa de Dios, podemos comprender que nuestra situación no es la misma de aquellos que han tenido prosperidad de dudosa procedencia, sino que, la nuestra es por bendición y si no hemos recibido lo que hemos orado a Dios; sencillamente es porque no es nuestro tiempo, sino que, lo recibiremos en el tiempo del Señor.
De veras se amargaba mi corazón, y en mi interior sentía punzadas. Pues yo era ignorante y no entendía; yo era como un animal delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de ti nada deseo en la tierra. (Salmos 73:21-25 RVA)
Cuando estamos en la dimensión a la que Dios nos llama, cualquier situación en la que estemos viviendo, nos dará la felicidad porque la atmosfera de Dios nos estará envolviendo. A veces vivimos situaciones que no comprendemos, hasta que llegamos a la casa de Dios, podemos ver con nuestros ojos espirituales que Dios es bueno y ha tenido cuidado de nuestra vida siempre y no tenemos nada que envidiarle a los inconversos que no conocen del amor de Dios. Debemos recordar que si Dios nos cuidó cuando éramos sus enemigos, ¿cómo no cuidará de nosotros ahora que somos Sus hijos?
...conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo del Señor y quemar incienso. Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora de la ofrenda de incienso. Y se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. (Lucas 1:9-13 LBLA)
A veces hacemos oraciones a Dios que quizá hasta las hemos olvidado; pero El no se olvida de bendecirnos como sucedió con Zacarías. Llegará el día en el que escucharemos la voz de Dios diciéndonos que nuestra oración ha sido escuchada; pero es necesario que le sirvamos a Dios con amor como lo hacía Zacarías; le sirvió a Dios durante mucho tiempo y un día recibió la respuesta a sus oraciones.
Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del SEÑOR y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. (2 Samuel 12:19-20 LBLA)
David había vivido una tristeza, pero al terminar esa situación, entró al templo. Cuando vivimos etapas en la vida que no podemos comprender; debemos hacer nuestro último esfuerzo por alzar nuestros brazos al cielo y adorar a Dios, y después de eso, podemos comer en paz; pero si nos ubicamos en la posición de Ana, estaremos hundidos en la amargura por aquello que no hemos podido conquistar.
Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. Pero respondiendo él, le dijo al padre: "Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos... (Lucas 15:28-29 LBLA)
Otra de las cosas que debemos conquistar es la situación que hemos estado viviendo con alguna persona que nos es cercana; porque quizá podemos estar en desacuerdo con la forma en la que se ha conducido uno de nuestros hermanos; pero cuando veamos que ha vuelto y ha recapacitado de su conducta, debemos alegrarnos con nuestro hermano y celebrar con él y nuestro Padre, porque si no lo hacemos, podemos quedarnos amargados.
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. (Mateo 6:6 LBLA)
Debemos entrar en la intimidad con Dios, debemos esforzarnos por conquistar aquello que nos está impidiendo la comunión con Dios; principalmente cuando lo hacemos en secreto; no debemos verlo con menosprecio, porque si nuestro trabajo es en secreto donde nadie nos ve; el que siempre no ve es Dios y lo está apuntando en el libro de las obras, porque nuestro Señor Jesucristo ve la intensión de nuestro corazón y lo que nos esforzamos en conquistar lo que sea; para agradarlo a Él.
Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." (Mateo 25:21 LBLA)
Para poder entrar en el gozo de nuestro Señor Jesucristo, tenemos que esforzarnos, aun con el talento que Dios nos ha entrado, debemos esforzarnos para que podamos servirle con excelencia. No menospreciemos lo que tenemos, porque cuando lo menospreciamos, no logramos multiplicarlo; porque en esto demostramos fidelidad con lo que Dios nos ha entregado en todo lugar a donde vayamos.
Necesitamos entrar para conquistar aquello que Dios nos ha decretado que conquistemos porque si El ha dado la orden, es porque lo podemos lograr en el nombre de Jesús; debemos recordar la ministración que le hacían a Josué y ponerla por obra en nuestra vida: ESFUERZATE Y SE VALIENTE.
Entrando Para Conquistar
Nuestro Apostol Sergio Enriquez, ha proclamado 15 años en nuestra Iglesia Cristo Ebenezer:
Año Favorable del Señor (1997)
Año De la Definición (1999)
Año De la Frontera (2000)
Año De la Cosecha (2001)
Año De la Restitución (2003)
Año De la Expansión (2004)
Año De Cielos Abiertos (2005)
Año De la Preparación (2010)
Año De la Conquista (2011)
Año Favorable del Señor (1997)
Año De la Oportunidad (1998)
Año De la Definición (1999)
Año De la Frontera (2000)
Año De la Cosecha (2001)
Año De la Canción (2002)
Año De la Restitución (2003)
Año De la Expansión (2004)
Año De Cielos Abiertos (2005)
Año De la Unidad (2006)
Año De la Presencia (2007)
Año Del Desafío (2008)
Año De la Gracia (2009)
Año De la Preparación (2010)
Año De la Conquista (2011)
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